Soy de las que piensa, que la gestión emocional tendría que ser una asignatura obligatoria desde los primeros años de escolarización. Si a muchos de nosotros nos hubieran enseñado a gestionar y expresar emociones, entrenar autoestima, ser conscientes de nuestro mundo emocional, seguramente que otro gallo nos hubiera cantado o nos cantaría actualmente. Pero nunca es tarde…
En la adolescencia aparecen muchas exigencias y cambios que se deben procesar e integrar, apareciendo frecuentemente conflicto, confusión y bloqueo. Es en esta etapa donde el desarrollo de recursos y capacidades emocionales son esenciales. La terapia psicológica, en muchos casos, facilita el desarrollo de estos recursos, actuando de impulso para mejorar la convivencia en familia, siendo de gran ayuda para padres y adolescentes.
Los padres son parte indispensable en estas terapias, son ellos los que también tienen que entrenar en sus emociones, en sus afrontamientos, en sus toma de decisiones…los padres sufren, se sienten impotentes, indefensos, confusos, cabreados, tristes, preocupados, bloqueados…y perdidos, sobre todo perdidos. Darles pautas y trabajar en equipo es esencial.
Me encanta trabajar con adolescentes, lo tengo que reconocer, no se si porque me dan aire fresco, porque nostálgicamente, en muchos casos me veo reflejada, o porque aprenden rapidísimo, y los cambios suelen ser espectaculares.
Ser capaz de motivarles, de llegar a ellos, de conseguir el registro necesario para que escuchen, reflexionen, confíen, sean conscientes y progresen en sus recursos emocionales, es una maravillosa oportunidad, que intento aprovechar al máximo.
Terapia diseñada en base a las necesidades detectadas.
Sesiones individuales con el adolescente.
Sesiones con los padres.
Sesiones conjuntas padres/adolescente.
Según la Real Academia Española se utiliza el adjetivo “adulto,ta” para referirse a un ser vivo que ha llegado a la plenitud de crecimiento o desarrollo. A pesar de esa “plenitud”, está constatado que aunque seamos “adultos”, seguimos sufriendo emocionalmente, seguimos afrontando las exigencias de la vida como podemos y continuamos sintiéndonos vulnerables y débiles, en determinados momentos y ante diferentes situaciones.
La etapa adulta es donde, frecuentemente, se manifiestan los mayores sufrimientos emocionales, porque es en esta etapa donde las exigencias, responsabilidades, pérdidas y conflictos aparecen con más virulencia, de repente, por sorpresa y con muy mala baba.
Cuando somos “Adultos”, parece que se nos exige saber todo, se da por hecho, que somos “maduros”, que palabra más odiosa, que somos “fuertes”, “resolutivos”, capaces de afrontar cualquier inclemencia vital que aparezca, se supone que hemos aprendido lo suficiente. Pero no es así, sobre todo en lo que se refiere a emociones. La vida nos hace aprender, eso es irrefutable y muy de agradecer, pero a veces lo que aprendemos en ciertos momentos para superar y protegernos, no nos sirve en otros momentos vitales.
En el transcurso de la vida vamos llenando nuestra mochila de conflictos sin resolver, pérdidas sin procesar, hábitos de comportamientos y formas de pensar que no nos ofrecen los mejores resultados, y tendencias de personalidad, que vienen de fábrica, y que hacen más pesada esa mochila. Si a todo esto, le sumas, circunstancias complejas y complicadas que tenemos que abordar, ya sabéis “siempre toca un pito o una pelota”, podemos caer en sufrimientos intensos que se pueden transformar en trastornos psicológicos, como depresión, fobias, trastornos de ansiedad… realmente molestos y bloqueantes.
En este tipo de terapia hay tres objetivos básicos: Estabilizar: aliviar el sufrimiento puntual que trae a consulta el paciente, Profundizar y entrenar en autoconsciencia: averiguar la causa, y Entrenamiento en habilidades y recursos emocionales: aprender nuevas estrategias emocionales para afrontar de forma eficiente las vulnerabilidad detectadas. Se trata de aprender y reaprender, casi siempre esto último es lo que cuesta más.
Cada persona es especial, porque su mochila también lo es, y por ello, el diseño de una terapia es un proceso vivo y exclusivo, transparente y honesto, una oportunidad de crecimiento con un solo fin, no sufrir, o mejor dicho sufrir menos, y vivir mejor, siempre con la autogestión como meta, y en el menor tiempo posible. Diariamente me encuentro mochilas de todo tipo y personas que merecen ser más felices, hago todo lo posible para que lo puedan conseguir.
Terapia diseñada en base a las necesidades detectadas.
Las relaciones humanas, en general, son complejas. En cualquier relación, familiar, social, laboral, y por supuesto de pareja, se pasa por diferentes fases y momentos, multitud de variables afectan en su recorrido.
En la pareja, como en cualquier otra relación, pueden surgir conflictos, decepciones, malos entendidos, quiebros, discrepancias, rencores, disputas… que provoquen emociones negativas, distancia y desencuentros. En muchas ocasiones se podrán solucionar fortaleciendo la relación, y en otros casos, la despedida y cierre será la opción.
A lo largo de una relación, cada persona que forma parte de la pareja, pasa por sus propias etapas vitales, cambios, evoluciones… que pueden hacer sinergia, o por el contrario distancia, y ruptura. No podemos olvidar que una pareja la forman dos personas, diferentes, que aunque en un primer momento les unan nexos vinculantes, estos se pueden ir debilitando por multitud de circunstancias.
La relación de pareja es la única relación humana por la que estamos dispuestos a buscar ayuda y acudir a una terapia, seguramente que no hayamos oido nunca que dos amigos en crisis hayan hecho terapia conjunta para solucionar sus problemas, tampoco compañeros de trabajo, o vecinos, o un tío y una sobrina. la razón, es porque la pareja tiene un lugar sublime en nuestras vidas, su pérdida presupone muchos daños colaterales y un gasto emocional alto, por ello, frecuentemente se utiliza la terapia como “último cartucho” para que la pareja “funcione”.
Una de las frases que verbalizan muchas de las parejas que vienen a mi consulta es, “quiero que mi pareja funcione como antes”, pero nos olvidamos que ya no somos como antes, pasan cosas, que nos hacen diferentes, y por ello tenemos que construir o reconstruir nuestra pareja desde el momento actual, la meta es encontrar las claves para que funcione “mejor que antes”.
Como terapeuta actúo como mediadora externa y objetiva, para detectar que aspectos son los que hay que aprender, modificar, mejorar, extinguir o potenciar. Entrenando a nivel individual, y conjuntamente.
Una terapia de pareja siempre es una oportunidad para cambiar, mejorar y luchar por algo que nos importa, nuestra relación de pareja. Aporta la información suficiente para decidir si merece la pena continuar, o por el contrario es mejor finalizar esa relación.
Estoy absolutamente convencida que la terapia de pareja puede ser una opción eficaz de evolución, ofreciendo una nueva visión, nuevas formas de hacer y un espacio de comunicación, que a veces, somos incapaces de ver o crear, cuando estamos en el rencor, el enfado, los celos, la indiferencia, la impotencia, la decepción, la culpabilidad, la resignación, el odio, la incomunicación, el desamor… así, no se suele solucionar nada.
Terapia diseñada en base a las necesidades detectadas.
Sesiones individuales con cada miembro de la pareja.
Sesiones conjuntas con la pareja.
Como diría Don Hilarión en la famosa zarzuela La verbena de la Paloma: “Hoy las ciencias adelantan, que es una barbaridad, es una brutalidad, es una bestialidad”. Y sin duda es así, no imaginé nunca que llegaría mi momento online.
Me he resistido durante años, ya que para mi la terapia presencial, era y sigue siendo, la mejor manera de conectar con la persona, la forma más natural de comunicación, la opción que ofrece más información tanto para mi, como para el paciente, la que permite utilizar ciertas técnicas que en la versión on-line no pueden realizarse y sobre todo, porque las distancias cortas enriquecen siempre el vínculo de cualquier relación, también la terapéutica, siendo esta una variable imprescindible en cualquier terapia.
Pero desde hace ya tiempo, y a demanda de mis propios pacientes, me he rendido ante esta nueva herramienta, cuyo valor fundamental es facilitar la accesibilidad a este servicio en determinadas circunstancias. Mi recomendación es muy concreta, solo para estos casos:
Después de mi experiencia, durante estos años, realizando terapia online puedo asegurar, sin lugar a dudas, que funciona. Siempre sugerida esta opción para los casos anteriormente mencionados, e insistiendo que, si es viable la terapia presencial siempre será mi opción más recomendable.
Por tanto, para mi la terapia online es una oportunidad de recibir ayuda en determinadas circunstancias, que ofrecerá resultados terapéuticos similares a la terapia presencial. Mis sesiones on-line están apoyadas con material didáctico escrito o audiovisual, además de intercambio de información escrita, a través del correo electrónico. De igual manera, como hago en la terapia presencial, el paciente tendrá contacto directo conmigo vía whatsapp, móvil, mail… en caso de necesidad.
Ponte en contacto conmigo para concertar una sesión online, buscaremos el momento más adecuado. Las sesiones online se pueden realizar, siempre que tengas conexión a internet, a través del servicio gratuito de videollamadas Skype (http://www.skype.com/intl/es/get-skype), o Facetime, aplicación gratuita de telefonía con video para dispositivos iOS. Si tienes iPhone, iPad, Mac o iPod touch esta forma de acceso puede ser muy apropiada.
Terapia diseñada en base a las necesidades detectadas.
Es necesario abonar la consulta por adelantado, como mínimo dos días antes de la cita confirmada.
Se podrá abonar la consulta por transferencia bancaria, tras el contacto y la confirmación del día y hora de la cita, se facilitará el nº de cuenta para realizar el ingreso.